EXISTEN DOS asuntos relacionados con la pareja que suelen necesitar asistencia de un coach o incluso de la psicología clínica: nos referimos a la dependencia emocional y la ruptura de pareja. La ruptura puede llegar a ocasionar lo que en psicología clínica se define como depresión por abandono, quizá uno de los momentos más difíciles en la vida de una persona adulta.
Hay muchos matrimonios y parejas que se separan de mutuo acuerdo, pero también existe un número, aunque menor, de pareja que se separan sin llegar a un acuerdo, es decir, uno de los miembros toma la decisión unilateralmente sabiendo que el otro no aceptará la situación. No obstante, esto no significa que no sea un trauma incluso para quién ha tomado la decisión, pues los años de convivencia y las costumbres crean una dependencia emocional e incluso social de la que ni siquiera somos conscientes. Lo habitual es que la separación se produzca a causa de un continuo descuido en la relación: podemos afirmar que el principal problema es la falta de comunicación o los problemas derivados de esa falta de diálogo y entendimiento, lo cual no significa que necesariamente el amor se haya terminado.
La ruptura suele darse después de periodos de convivencia muy estrecha como vacaciones o acontecimientos familiares. Cuando nadie se lo espera dos personas que se querían aparecen convertidos en víctima y verdugo. Uno de los dos tiene que enfrentarse al rechazo, a la familia, los amigos incluso a los hijos; mientras que si la ruptura ha sido amistosa surgen los sentimientos de arrepentimiento y las continuas dudas. Ante estos roles es difícil llegar a soluciones. Tampoco es el momento de buscar culpables porque siempre la culpa es compartida, y ocurre así incluso en los casos de infidelidades, ya que nadie busca a un tercero si las cosas funcionan bien en el seno de la pareja.
Si tu objetivo es conseguir una reconciliación hay que potenciar en primer lugar tu valor y actuar en positivo desde el primer momento. Sabemos que cuando una persona representa el papel de víctima en una separación significa que no va a hacer nada para resolver el problema porque está muy seguro de que quién tiene que cambiar es el otro. Ahí es donde el Método K puede empezar a ayudarte: rompiendo el círculo vicioso. No hay más remedio que cambiar esa actitud en tu pareja que en realidad no es más que una forma de eludir un problema que depende de dos personas.