EL «AMOR ROMÁNTICO» es para muchas personas una forma de entender las relaciones de pareja. En ellos ha arraigado una forma de entender las relaciones sentimentales que puede producir heridas graves porque se basan en la necesidad del otro. Muchas canciones, libros de poesía así como un sin fin de películas y novelas hablan del amor como un sentimiento absoluto que se convierte en necesidad. En esas historias la gente hace cosas increíbles para recuperar el amor de su pareja o dicen sentirse a morir cuando su amado no está. Las parejas de ese amor de novela viven el uno para el otro, no saben estar solos y la vida pierde interés si uno de los dos falta. ¿Tiene todo esto sentido?
Desde mi punto de vista diría que, precisamente, se trata de una de las causas que pueden provocar la ruptura. Lo que vemos en la televisión o leemos son sólo de películas o de novelas, algo inventado que no pertenece a la realidad y que no debemos seguir como tampoco seguimos los pasos de Supermán cuando se lanza desde la azotea de un edificio: todo es pura fantasía.
En todo caso, me pregunto si me gustaría de verdad estar pegado a otra persona toda la vida como si fuera una parte de mí. Y lo que veo no me gusta. Creo que para una vida emocional saludable no hay que necesitar a tu pareja, ni en realidad a nadie; uno tiene que ser independiente. LA experiencia me dice que uno de los secretos de la vida feliz es desear las cosas con moderación. Efectivamente, tienes que amar a tu pareja; pero hay que hacerlo de una forma racional y no determinante o extremista en el sentido que hablan esas canciones con versos como “si tú no estás me muero” o “me ahogo de soledad si no te tengo”. Está muy bien, como digo, que quieras a tu pareja, pero no está bien que la necesites como necesitas el aire porque entonces tu seguridad estará en manos del otro y eso puede terminar muy mal. Tú eres una persona y tu pareja es otra persona diferente.
Una pareja saludable es aquélla a la que se quiere pero que no se necesita. Nuestra vida no puede agotarse en la pareja y hay que tener un espacio para ser nosotros mismos, para realizarnos y superarnos. Sé que hay personas que no saben hacer esto, que sin su pareja no saben ni siquiera salir a comprar pan. Conocí un caso de este tipo hace unos años. Una pareja sin hijos que no hacían nada (nada de nada) el uno sin el otro. Llevaban así años hasta que uno de ellos falleció y el otro se quedó en el mundo sin manos, sin ojos, sin pies… Un verdadero desastre. Tenemos que aceptar que la vida en devenir, es proyecto, son continuos cambios a los que no podemos aferrarnos porque, sencillamente, mañana no estarán.
Recuerda: amar a tu pareja es algo estupendo, pero necesitarla es perjudicial.